Un refrigerio es una pequeña porción de alimentos que contengan hidratos de carbono complejos, proteínas y grasas, cuyo valor calórico sea aproximado a un 10-15% del total de la dieta.
El refrigerio debe ser consumido a media mañana y a media tarde, entre los intervalos de cada comida principal.
El problema de no planear nuestros refrigerios es que cuando nos da hambre a media mañana corremos a la tienda a comprar lo primero que vemos: chocolates, papitas, panes, etc. Otro riesgo es aguantar el hambre para comer “fuerte” lo que significa que acabaremos con todo aquello que nos pongan enfrente.
Ambas conductas nos llevan a tener una alimentación deficiente y un mal control de la glucosa. La importancia de los refrigerios radica en que:
- Nos ayudan a controla la glucosa al proporcionar al organismo la energía que necesita, en el momento en que la requiere. Por supuesto que tendremos que elaborar refrigerios saludables, como un sándwich o una ensalada.
- Evitan el descenso abrupto de glucosa. La insulina, como los hipoglucemiantes orales, puede provocar hipoglucemia, es decir, descenso de glucosa en sangre menor a los 70 mg/dl, si no se le proporciona al organismo el alimento que necesita.
- Impiden el aumento de peso. Al realizar 3 comidas fuertes al día, el organismo está imposibilitado para consumir al momento todas las calorías que recibe; así, si le damos 950, él sólo utilizará 500 y lo demás se almacenará en el cuerpo. Por esta razón es recomendable 3 comidas y dos colaciones.
- Nos mantienen satisfechos e impiden que comamos todo lo que encontremos a nuestro paso. Si comes una colación a media mañana, muy seguramente no devorarás todo lo que pongas en la mesa.
